El olivar es uno de los cultivos más importante en la Comunidad Autónoma de Andalucía, tanto económicamente como en extensión. Al ir aumentando la rentabilidad del olivar, se ha ido extendiendo de manera significativa, colonizando tanto “tierra calma” como de montaña. De esta manera, la superficie de olivar en pendientes superiores al 20% de inclinación alcanza en 2010 una superficie 450.438 ha, según los datos del SIGPAG 2006-2010, que representa casi el 29.6% de la superficie de olivar andaluz.
Un adecuado manejo conservacionista del olivar permitirá, por un lado paliar en cierta medida la pérdida de carbono orgánico del suelo perdido al transformar ecosistemas naturales en agroecosistemas (Lal, 2004), y por otro reducirá la erosión que conlleva la pérdida del horizonte superficial del suelo donde se acumula el carbono orgánico. En este sentido, en la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático (COP21), celebrada a finales de 2015 en París, se establece el reto de alcanzar una tasa de secuestro de carbono, con manejos adecuados en suelos agrícolas, de un 0,4% en un plazo de 25 años. Se propone reducir las emisiones, estimadas en un 10.3% (EEA, 2011), y mejorar el manejo incrementando y reteniendo el contenido de carbono orgánico en el suelo.
El objetivo fundamental de nuestro estudio será evaluar la eficacia en el control de cárcavas de nuevas estrategias agronómicas que contemplen la utilización de sistemas “buffers” conjuntamente con alternativas de fertilización mas optimizadas a los requerimientos del cultivo del olivar y la gestión ambiental.